¿Por qué vale la pena volver a oír a Beethoven?

El compositor alemán, una de las primeras estrellas de la música ovacionadas en las salas de concierto, protagoniza el I Festival Internacional de Música de Bogotá.

Por Redacción Cromos

27 de marzo de 2013

¿Por qué vale la pena volver a oír a Beethoven?
¿Por qué vale la pena volver a oír a Beethoven?

¿Por qué vale la pena volver a oír a Beethoven?

Beethoven fue el rockstar de su tiempo. Explosivo, rebelde y creativo, se atrevió a quitarse el frac y la peluca empolvada que usaban los músicos que lo antecedieron.

Vivía desaliñado y su pelo era caótico. El estilo que lo caracterizaba equivalía a lo que más tarde sería llenarse de tatuajes y estar dispuesto a quitarse la camiseta en el escenario. Su look, además, combinaba con la manera enfermiza con la que asumía su arte, pues, a pesar de que sus creaciones eran perfectas y revolucionarias, componer para él era una agonía.

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Tachaba una y otra vez las partituras, nunca salía de su cuarto ni se sentía cómodo frente al piano, dejaba servida la comida durante días sin probar bocado y lo enloquecía la idea de no poder poner sobre el papel las notas que se paseaban con tanta fluidez por su cabeza. Hacer música era una tortura a la que él volvía de manera inevitable mientras los fanáticos esperaban impacientes.

“Su talento fue un tormento y, sin embargo, el producto que nosotros oímos parece que hubiera llegado a él en una llamada directa desde el cielo –aseguraba en una de sus charlas Leonard Bernstein, uno de los conductores de orquestra más reconocidos de la historia–. Su música es sublime, todo es impredecible y a la vez correcto, es accecible sin ser ordinaria y es esperanzadora, incluso para las personas para las que la religión fracasa. Por eso la necesitamos”.

La intensidad y el poder inagotable de la música de este genio atormentado llevó a que fuera elegido para ser el protagonista del I Festival Internacional de Música de Bogotá, que organiza el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo con el apoyo de la Secretaría de Cultura y el Instituto Distrital de las Artes. “Para esta primera edición queríamos un artista que fuera cercano a cualquiera”, asegura Sandra Meluk, directora de programación del teatro. Y todos conocen a Beethoven, ya sea porque han oído la tragedia del artista que quedó sordo o porque alguna vez han tarareado el Himno de la alegría.

Del 27 al 30 de marzo, Beethoven invadirá Bogotá con 56 conciertos y 420 artistas de 17 nacionalidades. Se podrá oír, en doce escenarios diferentes, gran parte del trabajo del artista –desde tríos y cuartetos hasta sonatas y sinfonías–, en versiones interpretadas por virtuosos músicos de todo el mundo que harán presentaciones cortas para que todos los públicos se sientan a gusto y tengan tiempo para asistir a varios conciertos en un día.Volver a Beethoven

Beethoven nació en Bonn, Alemania, en 1770, y vivió en un periodo histórico de grandes transformaciones en el que acontecimientos como la Revolución Francesa impulsaron un fervoroso deseo de libertad. En ese contexto convulso, el artista llegó a agitar el campo de la música con composiciones arriesgadas, apasionadas e innovadoras, que nadie había conocido hasta ese momento y que llevaron a que se convirtiera en una estrella. “El valor de Beethoven radica en su genio artístico, que conquistó a la sociedad, en su tenacidad y coraje ante la ironía del destino que le impuso una sordera sin solución –explica José Daniel Ramírez, periodista cultural de la emisora HJUT–. No hay presentación de la Novena sinfonía que deje de llenar auditorios y, al final, los aplausos son desbordantes y producen la emoción de un gran concierto de rock”.

Fue un ídolo que transformó la historia de la música y por eso hoy sus creaciones despiertan pasiones entre todo tipo de públicos. “Ningún compositor les ha hablado tan directamente a tantas personas –afirmaba Bernstein–: jóvenes y viejos, educados e ignorantes, aficionados y profesionales, sofisticados e ingenuos”. Se tiene la idea de que la música clásica no se conecta bien con los más jóvenes, pero Ramírez está convencido de que es justamente ese público el que llena los auditorios cada vez que se presentan sus sinfonías, por eso no duda en asegurar: “Los amantes del rock bien pueden asociar a Beethoven con la riqueza sonora de Pink Floyd”.

Vale la pena recordar que era Beethoven quien inspiraba al delirante Álex, de La Naranja Mecánica, a salir a la calle a usar la ultraviolencia con cualquiera que se cruzara por su camino. El hecho de que el escritor Anthony Burgess eligiera a Ludwig van Beethoven como musa de su brutal personaje no fue fortuito: el bárbaro Álex encontraba en su música ese espíritu rockero y revolucionario.

Por otra parte, para aquellas personas entendidas en el tema, el artista nunca se agota. “Son obras de arte con las que siempre se experimentan cosas nuevas –cuenta Alejandro Posada, director de la Filarmónica de Medellín–. Los músicos, además, deben volver a ellas para mantenerse en forma”.Todos los cuartetos

De la extensa programación del festival, los 16 cuartetos de cuerdas –que serán interpretados por agrupaciones de Polonia, México, Francia, Venezuela, Alemania y Colombia– conforman uno de los platos fuertes más interesantes. Se presentarán todos ya que a través de ellos es posible cubrir toda la trayectoria artística del compositor y entender la manera en que fue evolucionando. Además, es un formato íntimo que permite mayor cercanía entre los músicos y el público.

Beethoven empezó haciendo homenajes a Haydn –el padre del formato– en obras que imitaban el estilo de su maestro, y terminó provocando una revolución que le permitió componer los cuartetos más profundos y extraños de la historia. Ese proceso evolutivo se dio en tres etapas. En la primera está presente un ímpetu juvenil dispuesto a conquistar el mundo, pero aún apegado a lo clásico. En la siguiente, sus creaciones están marcadas por la angustia que sintió al enterarse de su sordera y haber contemplado el suicidio, así que es un Beethoven maduro, con un lenguaje más propio y apasionado.

La última etapa ocurre cuando el compositor ya estaba completamente sordo y la música provenía de la memoria que tenía de las notas en su cabeza. En esos cuartetos el compositor guió el paso del Clasicismo al Romanticismo, un periodo dado a la creatividad, la expresión y la libertad, el contexto ideal para un rockstar. 

 

Por Redacción Cromos

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