ENRIQUE PEÑALOSA: BUEN ADMINISTRADOR, PÉSIMO CANDIDATO

Heredó la vena política de su padre, se formó en el exterior y desde joven tuvo la idea de derrotar las maquinarias clientelistas. Este es su tercer intento por llegar a la presidencia.

Por Redacción Cromos

23 de mayo de 2014

ENRIQUE PEÑALOSA: BUEN ADMINISTRADOR, PÉSIMO CANDIDATO
Diez momentos memorables de Enrique Peñalosa

Diez momentos memorables de Enrique Peñalosa

Nació: 30 de septiembre de 1954.

Estudió: Economía

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Filiación política: Alianza Verde

 

Un comienzo precoz 

Al cumplir los 30 años, era claro que Enrique Peñalosa Londoño le seguiría los pasos a su padre, Enrique Peñalosa Camargo, reconocido exministro y exdiplomático liberal: fue diputado de Cundinamarca y luego secretario económico del presidente Virgilio Barco. Sería el comienzo de su carrera, en el liberalismo, como una clara herencia de su padre.

 

Su objetivo, gobernar Bogotá

Fue representante por Bogotá a la Cámara en 1990 y un año después lanzó su precandidatura a la Alcaldía de Bogotá, también por el Partido Liberal. Esa primera campaña tuvo su sello personal, la centró en el contacto directo con la gente y recorrió las calles a pie y en transporte público pero fue derrotado por el exministro Jaime Castro, trajinado en las lides políticas. Desde ahí tuvo claro que quería ser alcalde de Bogotá, como alguna vez aspiró a hacerlo su padre y en esa dirección orientó su carrera política.

 

Aprendiendo de urbanismo y política

Entró, entonces, a ser el  director del Instituto Colombiano de Ahorro y Vivienda, donde inició su aprendizaje en desarrollo urbanístico, mientras iba perfilando la conformación de su grupo político propio. De alguna manera, esta etapa sería definitiva para delinear el presente del hoy candidato verde.

 

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Persistir, persisitir y persistir

En 1994 intentó de nuevo ser candidato para la alcaldía de Bogotá. Esta vez ganó la consulta liberal, con el apoyo de Julio César Sánchez, exalcalde y exministro de Gobierno de Gaviria y socio y amigo personal de su padre;  el constructor Pedro Gómez, el exfiscal Gustavo de Greiff y otros pesos pesados de la política local como Rafael Amador, Germán Vargas Lleras y Juan Manuel Santos, pero fue derrotado por Antanas Mockus en las urnas bogotanas.

 

 

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Lograr su sueño de ser alcalde

En 1997, finalmente llegó a la alcaldía venciendo a Carlos Moreno de Caro. Y lo hizo contando con el apoyo del Partido Liberal, pero a nombre de su propio movimiento, La Bogotá que soñamos. En su cargo, continuó con algunas políticas de Antanas Mockus, dándoles su propia orientación. Siguiendo su formación profesional y su convicción personal, hizo énfasis en el desarrollo urbanístico, construyendo megabibliotecas, ampliando ciclorrutas, construyendo colegios, y parques (como el Tercer Milenio que levantó sobre las cenizas del Cartucho) e impulsando la primera fase de Transmilenio. Por este tipo de políticas ha sido criticado por centrar su gobierno en las obras de cemento, descuidando la cultura ciudadana, una de las banderas de su antecesor. 

 

Su meta próxima, la presidencia

Se ausentó de la política local y confirmando su perfil de académico y estudioso se fue al exterior a estudiar y a dar conferencias, respaldado por su buena gestión en el tema urbanístico y al rotundo éxito de Transmilenio. En 2006 quiso lanzarse como candidato a la presidencia, pero muy pronto se dio cuenta que no era el momento: no había ambiente para su candidatura en medio de la reelección del presidente Álvaro Uribe. Así que decidió lanzarse al Senado por su nuevo movimiento Por el País que Soñamos. No logró su escaño pero consiguió poner dos en la Cámara de Bogotá, David Luna y Simón Gaviria.

 

Su último intento de volver a gobernar Bogotá

Con su costumbre de persistir año tras año en su objetivo electoral, Peñalosa decidió esta vez volver al que consideró era su lugar de confort: la alcaldía de Bogotá. En su aspiración logró, como en otras ocasiones,  el apoyo de liberales y, esta vez, de los partidos de la coalición uribista, pero no le alcanzó y fue derrotado por Samuel Moreno, del Polo Democrático. Muchos creen que fue justamente el apoyo uribista el que terminó pasándole factura. 

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Buscando su identidad

Su estruendosa derrota frente al candidato de una izquierda unificada, lo llevó a buscar alianzas en otras toldas para seguir persistiendo en su candidatura presidencial. Se unió a Antanas Mockus, Sergio Fajardo y Luis Eduardo Garzón en el Partido Verde, una coalición que no fue muy bien entendida por la mezcolanza ideológica. Pero aún así fue precandidato en 2010; finalmente fue vencido por el profesor Mockus.

 

 No desistir, su lema

Ante el fracaso de la Ola Verde frente a Juan Manuel Santos, Peñalosa quedó desubicado política y electoralmente, aun así insistió, una vez más, en ser alcalde de Bogotá. Fue candidato y aunque empezó liderando las encuestas, una vez más el apoyo del expresidente Uribe lo hizo desinflarse paulatinamente, dejándole el triunfo a Gustavo Petro. Y Peñalosa pasó a la oposición de manera oficial.

 

¿El eterno candidato?

En su afán por hacer campaña en contra de las estructuras partidistas tradicionales, Peñalosa nunca se preocupó por construir su propio partido. Así que una vez más recurrió a las coaliciones y alianzas provisionales. En esta oportunidad y pese a su gran oposición a Petro, decidió entrar en otra mezcolanza política: el Partido Verde y Progresistas. El movimiento se llama Alianza Verde y en su seno, Peñalosa logró ganarse la candidatura presidencial y la oportunidad de entrar a terciar en la polarización entre Juan Manuel Santos y Óscar Iván Zuluaga. 

 

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Fotos: Archivo El Espectador

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