Duquesa de Alba, la mujer con más títulos nobiliarios del mundo

Rescatamos de nuestro archivo Cromos el artículo en el que se cuenta la vida de la mujer que, a pesar de contar con más de 50 títulos nobiliarios, nunca creyó en la sangre azul, pues sabía mejor que nadie que la suya era roja.

Por Archivo Cromos

20 de noviembre de 2014

Duquesa de Alba, la mujer con más títulos nobiliarios del mundo
La mujer con más títulos nobiliarios del mundo

La mujer con más títulos nobiliarios del mundo

Fotografía por: Jorge Guerrero

Dicen en España que, si se dispusieran a entrar a un ascensor, la reina Isabel II de Inglaterra tendría que cederle el paso a la duquesa de Alba. Ella lo desmiente, y afirma que jamás permitiría que ‘Lizzie’ –como llamaba hace muchos años en Londres a su amiga de niñez– pasara por semejante trance. Y es que dentro de la nobleza europea tal vez no haya nadie con tantos abolengos como la duquesa: una mujer que ostenta más de 50 títulos nobiliarios y que acaba de cumplir medio siglo al frente de la Casa de Alba. 
 
 

FALLECE EN SEVILLA LA DUQUESA DE ALBA
Foto: AFP

 

Sigue a Cromos en WhatsApp

Cayetana Fitz-James Stuart y Silva nació en el palacio de Liria, en Madrid, una noche en que su padre, el duque Jacobo, cenaba con el filósofo José Ortega y Gasset. Su madre fue María Rosario de Silva y Gurtubay, marquesa de San Vicente del Barco. El nombre de pila: María del Rosario, Cayetana, Paloma, Alfonsa, Victoria Eugenia, Fernanda, Teresa, Francisca de Paula, Lourdes, Antonia, Josefa, Fausta, Rita, Castor, Dorotea, Santa Esperanza. Siete años después la madre de Cayetana moría de tuberculosis. No dejó más hijos. 
 
Viudo y destrozado, el duque de Alba se marchó con su hija a Londres. Estando allí recibió la noticia de que la aviación, que apoyaba el alzamiento del general Francisco Franco, había destruido el palacio de Liria. Lo increíble es que las joyas del interior del edificio lograron salvarse. Cuatro meses antes, los cuadros de Velázquez, Goya y otros pintores habían sido guardados en el Banco de España, y los documentos en la embajada británica: las cartas de Cristóbal Colón, la primera edición del Quijote y el testamento del rey católico Fernando de Aragón. 
 
De nuevo en Sevilla, el duque organizó un baile de largo en su palacio de las Dueñas para presentar en sociedad a Cayetana. Franco le envió un emisario para preguntarle si en la misma fiesta podía presentar a Carmen, su única hija. El duque se negó: Dígale al general que en España todavía quedan clases sociales”. 
 
Tras su matrimonio con Luis Martínez de Irujo, en 1947, la duquesa se convirtió en el centro de las miradas de la prensa internacional. La revista Life le dedicó al festejo siete páginas. Esa atención aumentó cuando murió su padre y le dejó el medio centenar de títulos nobiliarios, empezando por el ducado de Alba, creado en 1472 por el rey Enrique IV de Castilla para premiar los servicios de García Álvarez de Toledo, uno de sus antepasados. Cayetana fue la consentida. La revista Harper’s Bazaar le dedicó una portada. Alí Khan, hijo del Aga Khan, se enamoró perdidamente de ella y le envió mil ramos flores. En el reconstruido palacio de Liria se alojó todo el jet set mundial. Allí durmieron Ava Gardner y Charlton Heston, María Callas y Yehudi Menuhin, y hasta Jackie Kennedy que, gracias a la duquesa, se reconcilió en Sevilla con Rainiero y Grace de Mónaco, a quienes dejó de hablarles porque el día del asesinato de su esposo no suspendieron la fiesta que daban en casa de los Kennedy donde estaban hospedados. Atraído por Cayetana Fitz-James Stuart, Pablo Picasso le propuso pintarla sin ropa. Quería repetir lo que Goya con su amante la entonces duquesa de Alba a quien plasmó en el famoso cuadro La maja desnuda. Pero Cayetana, aconsejada por su esposo, se negó a posar como su antepasada. 
 
 

duquesa de albab
Foto: archivo Cromos

 

Tras su primer matrimonio, la duquesa volvió a pasar por el altar en 1978 con el exjesuita Jesús Aguirre, una acto que en la época causó un gran revuelo. Años después, en 2001, en una ceremonia que se realizó en el Palacio de Dueñas en Sevilla, se unió por tercera vez en matrimonio con Alfonso Díez, su amigo entrañable desde hacía 70 años, a pesar de la fuerte oposición que mostraron sus hijos. A Cayetana se le reconoce y se le quiere porque ha colaborado con buenas causas. Sostuvo por varios años un colegio salesiano, encabezó en 1961 una caravana que cruzó medio país recogiendo ayuda para los damnificados de una inundación en Andalucía. Ese mismo año presidió la Asociación de Donantes de Sangre y montó campañas para aumentar los 2.000 inscritos. Tuvo éxito. En los 80, la lista llegó a casi el medio millón. Ella misma donó muchas veces para convencer a los indecisos y demostrar que, como afirma, es “una persona normal”. Porque no tiene sangre azul, sino roja.

 
 
 
 
 
 

Por Archivo Cromos

Sigue a Cromos en WhatsApp
Este sitio usa cookies. En caso de seguir navegando se entenderá que usted ha otorgado una autorización mediante una manifestación inequívoca para su uso
Aceptar