Así me fue en Calicó, Cat Café

En este acogedor rincón capitalino, los protagonistas no son los seres humanos, sino los gatos, que son tratados como estrellas.

Por Redacción Cromos

21 de diciembre de 2017

Así me fue en Calicó, Cat Café
Así me fue en Calicó, Cat Café

Por: Helman Beltrán

 

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Mientras se toma un tinto puede disfrutar la compañía de estos felinos. Si se enamora de alguno, está la posibilidad de adoptar.

 

Ubicación: Bogotá, calle 61 N° 5-56, Chapinero.

 

1. Ambiente

Es una casa de dos pisos con seis espacios. En la planta baja está el salón principal, la terraza, un pasillo con mercancía gatuna y el patio –donde se ubica el cat box, un espacio para que los gatos disfruten el aire libre–. En el segundo piso,  justo al lado del cuarto principal (el ‘yoga-to’) –donde los animalitos se la pasan jugando– hay una sala en la que los clientes pueden sentarse a leer o trabajar. 

 

2. Servicio

Se sentirá como en casa porque será atendido por los dueños, quienes son amantes de los gatos y hacen todo lo posible para garantizarle una experiencia única, productos de calidad y diseños pensados para la comodidad de los animales. Si lo desea, puede tomar sus bebidas con los gatos, ya sea en el cat box, de la planta baja, o en el yoga-to. Estará muy bien acompañado. 

 

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Para el bolsillo: 
Los precios de los platos fuertes están entre $11.000 y $20.000. Horarios de atención: de martes a sábado de 9:00 a.m. a 9:00 p.m., y el domingo de 9:00 a.m. a 6:00 p.m.

 

3. Menú

La carta tiene una oferta variada que incluye entradas, empanadas de la casa, sopas,  acompañamientos, como ratatouille, y platos fuertes como el poutine, un plato canadiense recomendadísimo, que consta de una cama de papas fritas caseras, cubiertas con queso, salsa y adición de carne. También encontrará cafés con nombres acordes al lugar: catlatte y meowcaccino.

 

4. Labor animal

El proceso de adopción es riguroso. Primero debe llenarse un formulario, luego se perfilan los posibles adoptantes. Es importante suministrar fotografías del espacio donde vivirá el gato. Después se observa cómo se entienden los gatos y los respectivos candidatos, se concerta un encuentro con dos veterinarios, quienes explican cómo garantizar la tenencia responsable de mascotas y, finalmente, se hace la entrega del animal. Este proceso tarda, en promedio, un mes. La labor de este lugar no se limita a promover la adopción, tres de los felinos de Calicó presentan complicaciones respiratorias y visuales, y no están disponibles para adopción, porque viven plenamente en este establecimiento; como es el caso de Jackie, una persa sin un ojo, con una estatura muy baja, para el promedio, y unas patas muy cortas (es una de las más queridas por la clientela). 

Por Redacción Cromos

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