Restaurantes a la vanguardia del diseño, el espacio y la comodidad

Los restaurantes han cambiado no solo en la forma en que alimentan a la gente, sino en la sensación que le imprimen al comensal desde el diseño arquitectónico.

Por Redacción Cromos

09 de junio de 2014

Restaurantes a la vanguardia del diseño, el espacio y la comodidad
Restaurantes a la vanguardia del diseño, el espacio y la comodidad

Restaurantes a la vanguardia del diseño, el espacio y la comodidad

El arquitecto Guillermo Fischer, experto en el diseño restaurantes, está convencido de que la unidad de pensamiento con los dueños del negocio es fundamental  para generar un concepto. «En realidad no existen nuevos conceptos, simplemente existe una reutilizaron y alternación de conceptos de generación en generación. Por ejemplo, los hijos buscarán que su casa no se  parezca a la de sus padres, y sucederá lo mismo con sus hijos, haciendo que se generen ciclos estilísticos».

Hay muchas modas y estilos de restaurantes como culturas. Los hipster, que actualmente tienen fuerza entre la gente joven, usan un tono austero tanto en su decoración como en el espacio. Son lugares pequeños de circulación rápida.  Están los que simulan ambientes ecológicos y dan la sensación  de vivir de forma orgánica.  Lugares donde se puede hacer mercado y al mismo tiempo disfrutar de una buena comida. Los étnicos que caracterizan el entorno con lo típico de una región y los vintage que recrean estilos retro marcados por grandes iconos de la arquitectura.

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Esta última tendencia es la que lidera el mercado según Fischer y tiene una receta fácil: utilización de madera de manera tosca y reciclada con iluminación industrial, tuberías a la vista, sofás en cueros  tapizados en rojo y verde, asientos de varios diseños y tableros de tiza para el menú.

Guillermo añade: «Lo adecuado es construir una imagen propia, desprenderse de las tendencias temporales por medio de una imagen que sea fácilmente asociada a la comida y el servicio, y así construir una marca fuerte multisensorial. Eso garantiza presencia y longevidad», los nuevos conceptos son los que logran construir un nicho en el mercado.

Para el grupo venezolano Mokambo, quienes tienen en su haber cinco restaurantes y uno de ellos en Bogotá, Nolita, el espacio determina la arquitectura y por ende el diseño de sus restaurantes, advierte Ana Belén Mayterson, socia de la firma. Cuando se construyó Nolita se pensó en la arquitectura de la ciudad y en las casas de usanza de los años cincuenta y sesenta. Su pensamiento quedó plasmado en 600 metros cuadrados, un espacio que proyecta varios ambientes como los de una verdadera casa, con una decoración inspirada en el diseñador industrial Gio Ponti, uno de los arquitectos italianos más importantes del siglo XX.  

Un restaurante debe guardar una relación de permanencia con sus invitados. Colores, formas, texturas, diseño en la iluminación y ambientación, son elementos que tienen que combinar bien para dar aquello que llaman en francés el savoir faire. Restaurantes como Nolita, Abasto, La bodega, Wok Izakaya, Leo, cocina y cava, tienen lo que dice el arquitecto Fischer, una trinidad que se maneja entre la comida, el servicio y el bienestar espacial.

 

Restaurantes de postal

Nolita

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De imponente espacio y gran diseño, el restaurante Nolita se levanta sobre un concepto retro. Lámparas tipo iglesia combinadas con algo de art déco más el eclecticismo del mobiliario dejan ver la nueva estética que predominaba entre los años cincuenta y sesenta. Muebles de líneas rectas dan la sensación de que el tiempo se hubiera detenido. La temática representa todo el esplendor de una época dorada que vivió la sociedad por medio de la opulencia de los objetos. Ventanales  y jardines incluyen por primera vez en ese periodo a la naturaleza como la vida al aire libre.

 

 

Abasto

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El encanto de Abasto se traduce en la frescura del local y en la sensación de entrar a una tienda de pueblo antiguo. Aparadores, alacenas, ollas colgantes, madera, lámparas industriales, ganchos metálicos y una gran mesa para compartir, definen la filosofía del lugar. Es un restaurante que le permite al comensal hacer compras y disfrutar de una cocina abierta mientras come. La sala que se destaca en la mitad es el espacio que invita al descanso después de un largo día de trabajo. La chimenea representa la intimidad del hogar.

 

Leo, cocina y cava

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En el pasaje de Santa Cruz de Mompox, en el centro de Bogotá, se encuentra una muestra de la cocina colombiana con toques de vanguardia. Una puerta de aldabón y viejos herrajes dan la bienvenida. El concepto de luz y sombra crea balance entre los invitados; el biombo de vinos con el espejo, sensación de amplitud; y el bar, el centro de atención por su despliegue dorado que recuerda la época del jazz y el blues. Color predominante, el negro.

 

La bodega

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Lo que era un taller para artistas, terminó convertido en un restaurante loft con sentimiento vintage. Mesas altas de forma rustica, butacas, una armazón de madera sostenida por guayas metálicas con cableado aéreo, techo alto, colores como el blanco y el azul, una central de acopio de comida, y un minimercado campesino de fondo, dan la sensación de estar compartiendo en una plaza. Tanto la decoración como la comida tienen un papel fundamental en la identidad del local.  

 

Wok Izakaya

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Para los amantes de la moda hipster este es el lugar. Elementos sobresalientes: madera y bambú. Es un espacio donde fluyen las formas orgánicas y sencillas. La vida de Izakaya es el ritmo de la nueva juventud. Limpio, sin pretensiones pero guardando el orden y la armonía entre la luz y el color.  Sillas tipo Jacobsen hacen el juego de comedores a lo largo del local dando sensación de serenidad y moderación.

Por Redacción Cromos

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