Montes de María y el reto de florecer después de la guerra

En busca de la construcción de paz en una de las zonas más golpeadas por el conflicto, el Reto Montes de María es una iniciativa que aspira a apoyar su florecimiento gracias a la promoción de los proyectos productivos de sus pobladores.

Por Redacción Cromos

26 de abril de 2024

¿Quién se iba a imaginar que un boyacense, oriundo de Muzo, sería el responsable de que hoy, extranjeros y colombianos, comamos en Cartagena postre de orejero, una desconocida semilla que nace en el patio de muchos campesinos en los Montes de María?

Su nombre es Jaime Rodríguez y es el chef de Celele. Este reconocido restaurante sorprende por la excelencia de sus preparaciones, pero sobre todo, por la frescura y la variedad de sus ingredientes. Y es que Jaime, en su interés por conquistar el exigente paladar de los visitantes a la ciudad amurallada, creó el laboratorio de productos Caribe Lab. Allí, cada hoja, cada semilla, cada fruto que brota del bosque seco tropical, es puesto a prueba para entender su sabor, su textura y su viabilidad a la hora de llevarlo a la mesa.

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La diversidad y la rareza de sus ingredientes han puesto a Jaime en la lupa del mundo. Por eso, en búsqueda de inspiración, el reconocido chef Harry Sasson, junto a Volvo, marca representada por Astara en Colombia, emprendieron un viaje por tierra para conocer la despensa de Jaime, ubicada en uno de los lugares más hermosos de la Colombia profunda, pero también, uno de los más golpeados por la violencia: Montes de María.

Entre los departamentos de Sucre y Bolívar, al norte de Colombia, atravesada por la serranía de San Jacinto, yace esta región que es santuario de flora y fauna, y el hogar de una comunidad pujante y resiliente que lucha por renacer de las cenizas y entregar lo mejor de su tierra al país.

Este territorio, rico en recursos naturales, que vive al ritmo de bullerengue, gaitas y tamboras, sufrió con especial crudeza las consecuencias del conflicto armado. Una cruel ola de violencia en disputa del bien más preciado para los pobladores, su tierra. Según las cuentas del Centro de Memoria Histórica, más de 200.000 campesinos fueron desplazados y 80.000 hectáreas despojadas y utilizadas para fines de los grupos armados.

Con la desmovilización y reincorporación de los principales actores, hoy, en los Montes de María, se respiran aires de paz. Y aunque el fantasma de la guerra a veces reaparece, los habitantes se resisten a vivir bajo el miedo. En consecuencia, miles de familias que habían sido forzadas a huir, regresaron a sus predios y emprendieron proyectos productivos para reescribir la historia de su región.

La historia que narra este corto documental, ‘Hagamos visible lo invisible’ #RetoMontesdeMaría, se teje con los testimonios de muchos de estos campesinos, y además, con la voz de Miguel Durango, ingeniero agrónomo, quien es puente entre varias de las asociaciones campesinas que funcionan en esa región del país con Celele y con otros restaurantes. Gracias a su trabajo comunitario, personas como Jaime, Harry, y ojalá cada vez más colombianos, han empezado a dar valor a especies que antes ignoraban, explotando ahora su potencial comercial. “Cuando llegas a un territorio y comienzas a crear puentes para productos que antes no se vendían, hay una gran ganancia”, enfatiza.

Y es que ahí está la magia de lo que pasa en los Montes de María. Asociaciones como la Asociación Agropecuaria Comunidad El Mango Macaján (ASOCOMAN), que empezaron sólo cultivando mangos, hoy viven de recoger los frutos que nacen en los patios de sus casas. Una variedad exquisita de colores, sabores, texturas que durante años crecieron en los jardines, pero que antes no tenían un mercado. “Pasamos de la agricultura del sufrimiento, y las esperanzas puestas en un único cultivo, a una que favorece la diversidad frente a la cantidad”, enfatiza Durango.

El círculo lo cierra el comercio justo, que consiste en pagarle al campesino que siembra, cuida, cultiva y cosecha los frutos, lo que merece. “Hubo un punto de inflexión cuando la cosecha de yuca se vino a pique. En ese momento logramos que por 20 kilos de pasta de ajonjolí los campesinos recibieron el mismo pago que antes recibían por 2.5 toneladas de yuca” complementa.

Estos cultivos de la biodiversidad, propios del territorio mismo, endémicos, naturales, agrestes, llegan a la mesa gracias al coraje de la gente que ha logrado superar el lastre de la violencia y las difíciles condiciones en cuanto a acceso a servicios básicos, vías de transporte e inclemencias climáticas. Detrás de cada uno de estos productos hay, entonces, una reivindicación colectiva para sanar y construir futuro en comunidad.

Por eso el documental, más que ser una linda historia, es un reto, el #RetoMontesDeMaría desde el que se aspira a hacer visible lo invisible, sacando a la luz estos alimentos y procurando que muchos se animen a comprarlos, probarlos, conocerlos. “Porque lo que no se come, no se sigue cultivando”, explica Harry Sasson.

Harry Sasson participó en este proyecto.

Harry Sasson participó en este proyecto.

Fotografía por: Cortesía

“Preferimos hacer algo tangible por una comunidad que está logrando cosas increíbles desde la Colombia más profunda y olvidada, dándole potencia y volumen a su mensaje para que reciban el apoyo que necesitan. Creemos que la mejor manera de hacer marca es construyendo país”, resalta Angela Bolívar, gerente de Mercadeo de Volvo Cars Colombia.

“Este proyecto que impulsamos con Volvo desde la pandemia tiende a acercarnos más a las comunidades del país, como la de Montes de María, para apoyar y potencializar su razón de ser y materializar oportunidades de desarrollo. Así como trabajamos para transformar el mundo desde la movilidad, también estamos llamados a trascender en la sociedad. Este proyecto es un vehículo para el cambio y la inclusión”: Andrés Aguirre, Country Manager de Astara Colombia.

Los productos de los Montes de María están a la venta a través de La Tienda de la Empatía, tienda solidaria aliada a esta causa. Estos productos han sido curados por Harry Sasson y tienen el sello de calidad de quienes cultivan con dedicación y amor, como frijol de cabecita negra, ajonjolí en grano y en pasta, dulce de orejero, snacks de ñami chips, flor de jamaica, miel natural, entre muchos más.

Redacción Cromos

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