¿Qué hago para este despecho tan horrible?

La lectora que envió la carta hoy, pide a la Doctora Corazón consejos efectivos para salir de la tusa que la tiene consumida desde hace varios meses. ¿Estás en una situación similar? Presta atención.

Por María Pasión

11 de junio de 2018

Foto: iStock.

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Mi querida Doctora corazón, soy una fan absoluta de sus cartas y consejos. Veo que a todo el mundo le llegan sabias palabras y al menos a mí me sirve leerlas.

Mi caso es el siguiente: yo no entiendo por qué el despecho me está dando tan duro y tampoco sé por qué todo en mi vida va mal.

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Mi historia con este hombre se terminó hace siete meses cuando él me terminó, mejor dicho me botó. Me dijo que no quería nada más y se fue. El caso es que ahora anda súper bien con otra mujer y a mí no me volvió a hablar.

Me siento muy mal porque antes cuando éramos novios, hacíamos muchas cosas juntos como viajar a Bucaramanga, compartir con familiares y amigos, y hasta planes de vivirjuntos apenas yo terminara mi especialización.

Pero no, el sueño se acabó un viernes y desde ese mismo día mi vida se volvió un infierno.

Tengo el vicio del cigarrillo… siempre lo tuve, pero ahora fumo más. También comencé a tomar más, y a salir con mis amigas fiesteras hasta perder la cabeza.

Así me la pasé durante meses y meses, Doctora. Sin paz en mí interior, con malos tipos, con ganas de volver a pensar en mis estudios, con ganas de no ser tan mala conmigo misma.

¿Qué hago para este despecho tan horrible?

Yo a él lo amaba y ya no sé si él llegó a sentir algo por mí. Él tiene otra novia, Doctora, una amiga de toda su vida. No creo que esté enamorado de ella.

Ella debe estar feliz con él y yo acá triste, viendo como todo en mi vida cambió.

Yo no quiero seguir así.

 

Querida lectora.

Gracias por tomarte el tiempo de escribir tu carta y contarme lo que te está pasando.

Voy a explicarte lo que es el despecho en términos básicos.

Imagínate que tú tienes cinco años y también tienes algo que te gusta, que te hace sentir bien cuando lo tienes y que te permite pasar tiempos formidables; pensemos en unos patines espectaculares. Ahora imagina que de un día para otro ya no los tienes y se lo dan a otra niña en el recreo, delante de ti, sin derecho a protesta.

¿Gritas? ¿Lloras? ¿Te vas del patio? ¿Buscas otros patines rapidito?

La misma reacción que tendrías con esos patines a tus 5 años puedes verla calcada cuando tienes que superar un despecho y sientes que tu amor posesivo no te permite soltar a la persona que amas.

Lo que te estoy describiendo en la escena de los patines se repetirá con la persona que amas porque no es amor lo que sentías por él, sino necesidad.

¿Lloras? ¿Arremetes contra él? ¿Buscas a otra persona? ¿Te pones brava? ¿Prefieres hacerte la mala y quitarle los patines?

En tu caso estás teniendo la reacción de Misión imposible: el de autodestruirse en 5 segundos.

 

Voy a ir por partes, como en mis cartas, para que lo entiendas mejor.

1. Aléjate de los que tienen el corazón abierto de bar en bar:

El trago es un arma de doble filo, como bien decía Chesterton: “Bebed porque sois felices, pero nunca porque seáis desgraciados.” Un brindis por una celebración es algo que une y anima a los invitados, en cambio, el trago por despecho se convierte en un pozo oscuro por el que entras a las 8 de la noche y a las 3 de la mañana ya no sabes ni cómo salir de ahí. Las borracheras son pésimas consejeras del corazón, y el alcohol,  aparte de que no te hace bien, tiene terribles consecuencias físicas y emocionales. ¿Sabes que un guayabo no viene solo? Viene acompañado de dudas, lagunas, dolores, preguntas y también de ardores y angustia (¿dónde dejé el bolso?, ¿cómo llegué aquí? ¿A qué horas me gasté esa plata?) son preguntas clásicas del día del desenguayabe. Alcohol y despecho: fórmula siniestra que puedes empezar a cortar desde ya.

2. El cigarrillo no es el mejor amigo de ningún proceso interno:

Entendido como un lujo social, en realidad es un vicio como cualquier otro que acaba con tu cuerpo y con tu salud. Fumar nunca ha traído nada bueno, y mucho menos a un alma en despecho.

¡Apaga esa vaina!

Te gastas tu salud, tus pulmones, tu piel, tus arterias, tus dientes, tu corazón y encima apestas después de gastarte un mundo de plata al mes en algo que no te da nada y te roba años de vida.

Explicado así es como votar por el meteorito siendo el dinosaurio.

Si quieres dejar de fumar, ¡ponte las pilas! Busca el método que a ti te sirva. Yo te puedo dar un consejo previo a ese método: no compres cigarrillos, no cargues con ellos en la cartera y así evitarás tener la tentación colgada del bolso.

3. Nadie bota a nadie. No somos guantes desechables.

Si algo me ha enseñado el ser Doctora Corazón es que el amor necesita de respeto para ser amor. Si tú defines el final de tu relación como: me botó, estás queriendo decir que eres igual que esa colilla de cigarrillo que antes te he dicho que hay que expulsar de tu vida. El amor se termina y ya. No somos desechables, del amor no se habla así cuando es amor, porque es tu corazón el que empieza a recibir definiciones y lastres. ¡Quiérete antes de volver a hablar así de ti!

4. Amigas de fiesta ¿Son amigas de verdad?

Dicen que cuando alguien está despechado tiene que salir más para “distraerse”.

Esto es en parte falso y en parte verdad. Lo que se considera ideal es poder tener momentos de esparcimiento y de ocio, pero ocio de calidad con personas que te quieran, que te den buena conversación, que te hagan reír, pasar buenos ratos, descubrir cosas nuevas y liberar la mente de los pensamientos y las emociones negativas que trae la ruptura.

La idea no es juntarse con las hienas de la noche que se devoran todo lo que hay a su paso, se emborrachan y se dedican a pasar derecho noches y noches de fiesta y desenfreno. Esto agota la cabeza, el cuerpo y, por supuesto, el corazón. La parranda mal entendida es una porquería.

Defiendo que si uno es un bailarín buenísimo, con 7 horas de fiesta tiene suficiente, baila, come, habla, se divierte y conversa. Disfrutar es un arte. Después de las 7 horas de fiesta, la gran mayoría de los mortales que están bebiendo ya están ebrios, las que bailan ya van sin zapatos y los que iban vestidos ya van sin corbata. Puede parecer muy divertido, pero ya tiene pinta de final de fiesta. Hay que saber retirarse a tiempo de la parranda porque es lo que te permite tener un estado productivo contigo misma. El guayabo NO ES UN ESTADO PRODUCTIVO.

5. ¿Allá con alguien, acá con quien?

Qué más da que el ya tenga patines nuevos (la mayoría de los hombres lo hacen mucho antes que las mujeres). Lo que importa es que tú te pongas las pilas y puedas hacerte una reingeniería desde los pilares. Decide qué quieres hacer con tu cabeza, con tu tiempo, con tu cuerpo y con tu corazón. Elige bien amistades, opciones de ocio más recomendables y retoma el tema de la especialización. Date amor a ti y se te verá por todos los poros.

¡Quiero que sepas que cuentas con mi apoyo y mi consulta para que puedas salir adelante!

 

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