Felipe Henríquez, un mensajero espiritual que ilumina el alma

Hablar de espiritualidad significa adentrarse en un mundo de luz, de estado de consciencia y de plenitud que marcan el camino de los seres humanos. Se da en la vida cotidiana, en el presente, en lo tangible y en lo intangible.

Entender lo que trae la vida consigo misma, es ratificar el concepto de la existencia, del ser, y del camino que dan paso a lo sagrado, a lo gigantesco y a lo majestuoso que puede ser el psicioanálisis, que además de ser un ente equilibrador ayuda a conocernos y a centrarnos en nosotros mismos.

Somos seres espectrales, sentimos y hacemos cosas que nos conducen hacia nuestros destinos, sin embargo, la ausencia de un buen destino desde lo individual como desde lo colectivo debería detenernos y hacernos revisar nuestros principios espirituales para encaminarnos a la realidad que nos cobija diariamente, con certeza y decisión.

Justamente es ahí, en ese momento, donde nuestra fortaleza debe salir a la luz y generar puentes de conexión entre lo espiritual y el mundo físico. Por extraño que parezca para algunas personas, las experiencias y las enseñanzas de nuestros ancestros, nos ayudan a entender el verdadero significado de la palabra VIDA.

Felipe Henríquez puede definirse como uno de los hombres designados en el mundo terrenal para el servicio de los guías espirituales. Es un hombre que emana tranquilidad, paz y luz, su cercanía con las diferentes dimensiones existentes es tan pura y natural que permiten respirar un aire más puro, más liberador y más certero cuando se trata de encontrarse a uno mismo.

Nació en Gran Canaria, España con la facultad de poderse conectar con el mundo de los espíritus, estudiando distintas disciplinas que lo han llevado a ser un campo de luz y vida para muchos. Es médium, clarividente y clariaudiente, un líder espiritual que transmite los mensajes de amor que necesitan enviar los seres de luz, con el propósito de abrir canales de fe, reconciliación y felicidad, donde los duelos se transforman en esperanza.

Desde los cuatro años, cuando falleció su abuelo y empezó a comunicarse con él identificó sus capacidades espirituales, y desde ese entonces se ha convertido en uno de los puentes entre el mundo material y espiritual, afirma que tomar consciencia de esto ha sido una de las cosas más difíciles de afrontar en su vida, pero que hoy en día es su razón más fuerte para levantarse y darle gracias a la vida por tan maravillosa facultad.

Percibe a los espíritus en sus sesiones como imágenes, mediante nombres, sonidos y luces, que poco a poco se van formando en su mente como una especie de película que le muestra aspectos emocionales y físicos de quienes ya no están en el mundo terrenal.

Es un fiel creyente de que la naturaleza es la pura esencia, los ojos de Dios en la tierra y que este es la verdadera conexión del amor. Cuando se traslada al mundo real puede percibir que las almas que habitan el mundo están enfermas y que cuando no logra conectarse con ellas es porque existe un sentimiento que lo agobia, que lo satura y que no le permite trascender; sin embargo sus guías espirituales no permiten que nada le pase y hacen que a diario se levante con una sensación de amor que como él mismo asegura no ha encontrado ni siquiera en sus parejas.

No le preocupa su presente, se ha dedicado a vivir con la certeza de hacer lo correcto. No le interesa averiguar, ni preguntar nada, la curiosidad no habita en él, así que su más grande regalo es la experiencia que tiene con la gente, es su fuente de crecimiento personal y espiritual la cual  le ha permitido no lanzar juicios morales ni éticos a quienes acuden a su ayuda. Se define como un aprendiz de la vida, sabiendo que su labor en la tierra es una orientación para los demás.

Si bien es cierto que tiene la capacidad de ver el futuro de las personas y de identificar su pasado, no lo hace por medio de artes adivinatorias, sus dones y preparación han hecho que miles de personas transformen sus vidas y vivan experiencias renovadoras.

El país que le curó el alma fue Brasil, en alguna de sus visitas pudo entender el poder del ser consciente, allí cambió y experimentó una transformación que hoy hacen que afronte sus choques emocionales como cualquier persona, convirtiéndolos en una herramienta por donde pasan miles de energías que lo han equilibrado y le han permitido estar al servicio del mundo para entender que somos seres infinitos y que estamos en muchos planos.

Cree que cuando no se está bien con el yo, el destino no fluye y se queda atorado en un círculo cerrado, y que los procesos de cambio son la mejor respuesta para que los guías espirituales crezcan a la par que nosotros, es decir, que avancen con la conexión del amor. Siempre percibe la energía, siente paz, y se siente tranquilo.

Actualmente ejerce de intermediario entre el mundo material y espiritual, abriendo consultas de mediumnidad en todo el mundo mediante seminarios, conferencias, y programas de formación, que le han permitido ofrecerle a las personas los cuatro elementos de la magia de la naturaleza asociadas con el espíritu.

“Creo que cada vez soy menos yo. Lo que sale a través de mi es el amor de los guías. Es la energía de Dios en la tierra”. 

Fotos: Daniel Álvarez.